El nombre de Michael Spindler tiene una connotación algo turbia dentro de la historia de Apple, si bien fue un brillante ingeniero dentro de las filas de la empresa y su buena reputación la edificó alrededor de ser un buen estratega de marketing le valió su apodo de “diésel”.
Pronto, fue promovido en 1980 a la sección de Apple de Europa, teniendo que competir con grandes compañías del otro lado del océano como Amstrad y Acorn Computers, quienes vendían equipos más asequibles que Apple, el gran talón de Aquiles de la empresa de la manzana.
Gracias a sus grandes ideas de reinterpretar las estrategias de marketing estadounidenses y transformarlas en algo más tentador para el público europeo, es que lograron también cambiar precios y productor que se adaptaran a cada región y así ganar terreno.
Japón dio la bienvenida gustosa Macintosh cuando a Splinder se le ocurrió la idea de adaptar el alfabeto japonés de Kanjis a los equipos destinados a este país, algo que lo puso muy por delante de los equipos extranjeros del momento.
Pero la buena racha de Spindler le duró hasta que tuvo que sustituir en 1993 a John Sculley como CEO de Apple. Aunque dio inicio a una serie de proyectos importantes como mudarse a la arquitectura PowerPC en cuanto a procesadores.
Desafortunadamente, los problemas comenzaron a darse desde adentro, entre los mismos ejecutivos que luchaban entre ellos, que pese a ello pudieron lanzar el Macintosh con tecnología PowerPC a tiempo, que logró darle ese empujoncito en ingresos que necesitaba la compañía en ese momento.
Sin embargo, Spindler no brillaba precisamente como el ideal CEO que daba todo porque la empresa y sus integrantes fuesen su prioridad, en vez de eso, realizaba reorganizaciones de empleados y despidos repentinos que le valió el desagrado de los empleados.
Además, en medio de una crisis económica que le llegaba hasta el cuello, solo atinó a plantear vender Apple al mejor postor, donde los interesados eran IBM, Philips o Sun Microsystems, o bien, hacerse de una gama media y baja de ordenadores Mac para abrirse al mercado. Pero muchas de sus negociaciones fracasaban irremediablemente.
Uno de los intentos desesperados de Spindler para salvar la empresa fue lanzar un modelo de automóvil
Para 1996, la crisis estaba volviendo loco a Spindler que ya se encontraba utilizando todas las estrategias de ventas posibles para no llevar a Apple a la ruina, y fue así como llevó a Apple al mundo automotriz.
Es difícil hoy saber a cuántos modelos de coches famosos acudió y le dieron la espalda, especialmente cuando Apple ya tenía una mala reputación en cuestiones de inversiones, pero lo que sí sabemos, es que Renault pensó que era una buena idea esta colaboración.
Fue así como lanzó un coche de gama media llamado Clio, que serviría para el “usuario” común que va a trabajar todos los días, pero presentándolo con bombo y platillo de una forma muy fresca y dirigido a los jóvenes aventureros.
Eso lo vemos en el slogan que sobresalía en la publicidad “Jóvenes, pero sobradamente preparados”. El modelo del coche en color rojo y un estilo moderno, era simplemente atrapante para los adultos jóvenes quienes también comenzaron a interesarse en el mundo de Apple y el internet, pues con la compra de un Clio, los usuarios podían tener un PowerBook 190, algo así como el MacBook de los 90.
El vehículo era simplemente hermoso, y agregaba también un aire de innovación y tecnología avanzada gracias al combo que según la publicidad, te permitía estar con un ordenador portátil conectado a internet desde tu coche, algo que era impensable en el mundo del internet de marcación telefónica que corría en pesados ordenadores de escritorio.
Y para los más aventureros, la colaboración lanzó un coche deportivo llamado Clio Sport, también conocido como Clio S que le dio al nombre de Apple ese plus de aceptación con el público y los inversionistas, aunque de Apple solo tenía un logotipo de la manzanita a un costado del coche.
La unión con Renault dio tan buenos resultados que decidieron lanzar después un modelo llamado Clio iMusic, que lo único que tenía de “iMusic” es que al comprar el coche se le incluía un dispositivo iPod 5G con almacenamiento de 30 GB, que gracias a un cable, se podía conectar al sistema de audio del vehículo y así escuchar la mejor música, sin embargo, este modelo más bien por tiempo limitado y con pocas piezas, convirtiéndolo actualmente en una verdadera joya rara de encontrar.
En los foros de España aparece un Clio S de Apple y la gente enloquece
Aquella época de Apple de los 90 parece tan lejano, y ver un coche como un Clio S es prácticamente imposible en países como España, o al menos eso se creía hasta que alguien subió fotos de uno de estos coches en perfecto estado, como si el tiempo no hubiera pasado.
Las fotos aparecieron en Foroclub.es, lugar donde los amantes de Renault se juntan para hablar sobre sus vehículos, y la sorpresa se la llevaron cuando un usuario presumió su Clio S que le regaló el abuelo de su esposa.
Seguramente el hombre esperaba encontrar un coche destartalado que requeriría mucho tiempo y esfuerzo en el taller, si no es que se rendía y lo llevaba irremediablemente al deshuesadero, pero en su lugar había un coche limpio, brillante y con todo en su lugar.
Con apenas 61.000 kilómetros recorridos para cuando la foto fue tomada en 2019, el afortunado decidió quedárselo y simplemente hacerle el mantenimiento puntual para echarlo a andar para el uso cotidiano.
Se trata del modelo en color “rojo pasión” de la publicidad de aquel entonces, tan bien cuidado que no tiene ni un raspón o golpe, y perfectamente funcional. Eso sí, parece que el dueño anterior tuvo que repintarlo luego de ser rayado y lo continuó cuidando muy bien antes de heredarlo.
Además, gracias a las fotos proporcionadas, se rompió una duda que todo mundo tenía: ¿Acaso tiene el logo de Apple en su cabina? Desafortunadamente, la manzanita mordida de colores solo está de forma externa en sus laterales, pero por dentro es un coche Renault común y corriente.
Apple regresará con un nuevo coche autómata que promete dejar en ridículo a Tesla en 2026
El nuevo coche de Apple había sido un rumor hasta ahora que la compañía finalmente decidió hablar de su maravilloso proyecto que llegará al mercado tentativamente en 2026 con un precio que no supere los 100.000 dólares.
Eso no es todo, Apple parece haber pensado sobre esto durante mucho tiempo, pero no se animaba a decir o hacer nada porque no quería traer un coche normal, uno más del montón, sino un verdadero vehículo autómata.
Y no estamos hablando de lo que Tesla, Ford y otras marcas ya están haciendo al respecto y se encuentran en continuo desarrollo, sino de traer un coche con un software Apple capaz de traer de forma definitiva una conducción autómata de una buena vez.
De acuerdo a lo que se ha adelantado, es que la computadora del Apple Car tendrá integrado un microprocesador muy avanzado que tendrá el poder de cuatro Macbook, si con uno no fuese suficiente su poder.
El software que utilizarán llevará el nombre de Denali, un sistema informático muy poderoso donde girará el poder del coche autómata, y está inspirado en la montaña más alta de Estados Unidos. También se presume habrá todo un sistema de sensores que serán gestionados a gran velocidad por el gran procesador que está por venir.
Todo parece indicar que ya tienen tiempo trabajando en toda la tecnología alrededor del software y CPU, pues las cuestiones superficiales que constituyen el coche en sí, todavía no tiene un diseño y todo se encuentra en etapa de realizar un primer prototipo que luego será pulido.
El primer diseño muy burdo que ya se ha filtrado del Apple Car, muestra un coche con una apariencia bastante vanguardista que le da prioridad al espacio anterior y el confort de sus cuatro pasajeros que estarán en una especie de cabina espacial.
El concepto será de un “salón sobre ruedas” donde los pasajeros no tengan que preocuparse de hacer nada más que subir y bajarse del coche eléctrico autónomo, donde incluso las puertas se abrirán elevándose por encima de forma automática al llegar al destino, de modo que los conductores ni siquiera tengan que molestarse en abrir la puerta.