La palabra gatear que es tan común en el universo de los bebes hace referencia al modo en que los gatos se mueven a cuatro patas. En ese sentido, es una palabra muy tierna, que describe el modo en que los bebes empiezan a desplazarse en el suelo, antes de darlos primeros pasos y dominar lo que es caminar.
El puericultura, es decir, en la rama de estudio especializada en la crianza, formación y desarrollo de los niños, más exactamente en el caso de los bebes, el tema de gatear tiene mucha profundidad. Para todo padre, es fundamental que su hijo bebe empiece a gatear, porque es un signo de que esta evolucionado.
Sin embargo, existe una marcada preocupación en buena parte de los padres novatos, respecto a si sus bebes gatean o no. Cuando el padre percibe que su hijo no ha comenzando a gatear, se forja una preocupación diaria, donde incluso lo alienta y presiona a gatear.
Cada niño tiene su propio proceso
La preocupación que supone esto, lleva incluso a que el padre se coloque en posición de gateo y se desplace por el suelo tratando de motivar al niño o niña. Sin embargo, aunque no tiene nada malo motivar al niño, lo más importante es despejar dicha preocupación.
En primer lugar porque en puericultura, se tiene en claro que lo más seguro es que el bebe aún no esté listo para afrontar dicha etapa de su vida. Hay que tener en cuenta que tu hijo es único y que su proceso de formación y evolución también lo es. No tiene ni pies ni cabeza que compares lo que ocurre con tu hijo en relación a otros bebes.
El hecho de que aún no asuma el gatear no quiere decir que este retrasado. Simplemente el niño o niña no se siente preparado aún, o bien, ni siquiera representa una necesidad que su cuerpo deba suplir.
Sí esta gateando, pero de forma distinta
El otro aspecto fundamental sobre todo esto, es que en puericultura se ha percibido que existen varias formas de gatear. Por lo general se tiene la idea de que el niño debe desplazarse con sus dos manos juntas, arrastrando sus pies, o bien intensificando el movimiento con sus rodillas.
Pero, es probable que tu hijo sí esté gateando siguiendo su propio estilo. Puede estar haciéndolo cuando mayormente se encuentra sentado o arrastrándose sobre su abdomen o en la denominada posición trípode. Esta última implica que use sus manos pero una sola de sus rodillas como punto de apoyo.
Si te fijas bien sobre el proceso de tu hijo, es probable que esto sí este sucediendo. Cualquier intento por desplazarse y que tenga cierto sentido orgánico puede ser un signo de su intento por gatear.
Motivarlo
Sí realmente te preocupa hasta el punto de desvelarte, también puedes acudir a motivarlo. En puericultura, una de las estrategias consiste en dejarle en el suelo algún objeto deseable para el niño o niña. Un buen juguete, que lo anime a desplazarse dejará a la vista el tipo de estilo de gatear que tiene tu hijo.
Igualmente, el motivarlo con tu ejemplo de arrastrar en el suelo también ofrece un excelente resultado.
No tienes por qué preocuparte
En puericultura, uno de los pilares fundamentales a tener presente es que cada niño representa un mundo aparte. Todo proceso que asume el niño es único, tal como ya se dijo anteriormente. Incluso puede ocurrir que el niño este esperando a que su cuerpo, huesos y mentalidad adquieran más firmeza antes de atreverse a iniciarse en el gatear.
De hecho, también existen casos de niños que se lanzan directamente al proceso de caminar. Y en el caso de que llegara a suceder con tu hijo eso tampoco es señal de que se encuentra en una posición más avanzada que los demás. Simplemente la genética del niño es lo que predetermina su evolución.
Con todo esto, te hemos dado razones de sobra para que no te preocupes si tu hijo aun no sabe gatear.